jueves, 26 de junio de 2008

Cabecita dislocada

Cuando nadie te interprete corazón de alcantarilla
vas a ver que el mundo brilla debajo de las ciudades,
que brotan las humedades de la entrepierna mas seca
y que la vida no es chueca cuando el alma la acomete.
Cuando nadie te interprete cabecita dislocada
vas a ver que la estocada no hace mella si la esquivas.

jueves, 19 de junio de 2008

Mi experiencia (que no se si es la mejor pero si se que es la mía) me está indicando (y para ser sincero me lo está indicando desde hace ya un tiempito prudencial) que dos derrapes profesionales en un solo mes son suficientes para un espíritu autodidacta y que hay que hacerse a un lado porque de lo contrario, intuitivamente, se aboca uno a la casi egocéntrica tarea de defenderse y, la verdad, en circunstancias tales nadie debería estar de ánimos para blandir espadas con la diestra ni para portar escudos con la siniestra, menos aún cuando enfrente se planta tanta impetuosa juventud. Hago, pues, votos para que esos jóvenes y acreditados corazones, todos sin excepción, alcancen la gloria perpetua que les corresponde, los contratos permanentes que bien merecidos se tienen y todos los euros de a billetes grandes, mientras yo envaino mis razones, me recuesto en mis laureles (me recuesto he dicho, que no es dormirse una siesta) y espero a ver que dirá el tiempo, porque como todos ustedes saben, el tiempo dirá.

miércoles, 18 de junio de 2008

Chocolate Águila


La fábrica de chocolates Águila, allá por los tiempos de mi madre moza, promocionó su producto con un eslogan que duró, transmitido de generación en generación, hasta nuestros días, decía así, “Las cuentas claras y el chocolate Águila”. Es lo mas aproximado a la realidad que mi entendimiento tiene sobre economía (siempre tuve contabilidad en marzo y hoy la tengo previa en la eternidad), pero claro, a mi el chocolate no me gusta y entonces nunca terminé de entender como la gente relaciona la claridad de las cuentas con el sabor del cacao.